No quiero ni que os acerquéis a mí.
No he sido bueno este año, y eso sólo significa que me merezco carbón. No entiendo por qué no puedo ser malo. ¿Qué problema tenéis? Los primeros en mentir sois vosotros. ¿Qué clase de magos sois? Lo único mágico que os ví hacer, de pequeño, fue sacar un olor pestilente de vuestra boca. Olor que de mayor reconocería como alcohol.
Estuve saboreando ese olor durante años. Pensé que siempre os veía en cada esquina. Por la calle me acercaba a borrachos vagabundos a pedirle mis regalos, sentarme en su regazo y contarles lo bueno que había sido. Ésa fue vuestra magia.
Me arrepiento. Ahora quiero que vengáis. Os estaré esperando.